Los enfermos terminales, los discapacitados y el sacerdote-médico antes de una “hermana” temido: que la muerte a la que clama: "Oh muerte, ¿dónde está tu victoria?»
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Absolutamente cierto y consolador. Es una lástima que tan pocos sacerdotes que son fe clara y auténtica como este artículo. Lástima que no es demasiado sal sin sabor, que no hace más que balbuceos de la miseria terrenal, sal sin sabor que nunca habla de la eternidad, sal sin sabor, que insiste en que el diablo a cabo, que los únicos problemas de la humanidad son la contaminación, la aceptación de los musulmanes como hermanos, y la necesidad de proteger a los pecadores preciosos contra la naturaleza (por lo que sería Dios los que por lo). Sin embargo, no hemos de seguir adelante, ya que trae infierno se praevalebunt.