Antonio Livi y Giuliano Ferrara: pastores, teólogos y ateos devotos
ANTONIO LIVI Y GIULIANO FERRARA:
PASTORES, TEÓLOGOS Y ATEOS DEVOTOS.
DOS MUNDOS Y DOS LENGUAJES DIFERENTES
Respuesta al artículo del periódico IL FOGLIO dirigido por Giuliano Ferrara:
En la celebre entrevista concedida a Eugenio Scalfari, Bergoglio llega a sostener que "el Hijo de Dios se encarnó para infundir en el alma de los hombres el sentimiento de la hermandad". Por lo tanto, para el Papa, que hace del antropocentrismo empujado y de la "teología del encuentro" el dígito distintivo de su pontificado, desaparece la finalidad redentora de la kénosis del Hijo. Cristo se ha encarnado para redimir al hombre de la esclavitud del pecado original (y también esto desaparecido del "magisterio" bergogliano en lugar de un inaceptable cambio y pernicioso cainismo) y, a través de la cruz, hacerlo renacer a la vida nueva de la Resurrección. Esto dice el catolicismo. Aquí y sólo aquí es posible la verdadera fraternidad en Cristo que no es aquella humanitarista de ONG sentimentalista, tanto anunciada como inaceptable, del Papa Francisco [artículo completo AQUI].
Mi amigo Giuliano Ferrara dice, también en esta ocasión, cosas muy justas, pero como siempre las dice desde un punto de vista que no me involucra. Él y tantos otros que analizan y comentan las acciones públicas y las presuntas intencionesdel Papa Francisco no hablan desde creyentes que se dirigen a otros creyentes sino desde intelectuales; desde periodistas, sociólogos, hombres políticos que se dirigen a una indeterminada "opinión pública" que debería, según ellos, de estar interesada a saber que cosa pasa en la Iglesia "vista desde afuera" . Piensan que todos, incluso los creyentes, deberían tomar posicion cada día a favor o en contra de las novedades que se registran dentro del mundo eclesiástico, aprobando o desaprobando cada aparente nuova orientación de las jerarquías eclesiásticas en materia de doctrina, de moral, de liturgia. Para ayudar ésta indeterminada "opinión pública" a tomar posición, estos comentaristas recurren a las mismas categorías hermenéuticas que valen para evaluar la dialéctica cultural, económica y política, es decir, la lucha por el poder, las reivindicaciones de derechos aún no respetados, los empujes reformadores y las resistencias conservadoras. En conclusión, son noticias y comentarios que no me interesa mucho, porque a mí de la Iglesia interesa solamente qué la Iglesia verdaderamente es.
Mi punto de vista, aquello por lo que amo la Iglesia y desde siempre hago lo que puedo para servirla fielmente, es el punto de vista teológico, mientras Ferrara y otros caballeros como él miran sí con una cierta admiración la Iglesia, tienen sí un buen conocimiento de su doctrina, pero cuando le preguntas si creen relamente que la Iglesia ha sido querida por Cristo, el Verbo Encarnado, para anunciar a todos los hombres y en todo momento el Evangelio de la salvación y administrar los sacramentos de la gracia, ellos honestamente reconocen que no creen. A lo sumo son creencias que aprecian intelectualmente, pero sin hacerlas propias.
En cambio yo me retengo creyente propio porque he siempre creído y contiuo a creer la Iglesia como "sacramento universal de salvación" y hago mía su doctrina porque no dudo de que en ella esté la verdad religiosa absoluta, revelada por Dios mismo. Y en mi acción pastoral - la enseñanza académica, la catequesis, la dirección espiritual - me dirijo lógicamente a quien ve la Iglesia desde el mismo punto de vista, porque esto es lo que califica, en la inteligencia, el verdadero creyente, qué lo distingue de los simpatizantes de cada tipo, con los cuales se puede tener la máxima amistad sobre el plano humano pero ni siquiera un poco de condivisión de los criterios con los cuales ellos evalúan los eventos de la Iglesia.
Yo recuerdo con estima y simpatía los simpatizantes de la vieja generación , como el escritor Giuseppe Prezzolini o el periodista Indro Montanelli - dos toscanos, entre ambos amigos de Pablo VI -, los cuales asemejan tanto, por inteligencia y cultura, a aquellos de la generación actual, como el filósofo Marcello Pera, amigo de Benedicto XVI; y el mismo Giuliano Ferrara, admirador de Benedicto XVI. Conozco bien y propio por esto no puedo decir que aprecio los simpatizantes de la última hora, como Eugenio Scalfari y Marco Pannella, viejos ideólogos del radicalismo ateo y anticlerical y ahora deseosos de parecer amigos de Papa Francisco. La profesionalidad política y periodística de todos ellos y la intención con la cuál se interésan de los pontífices y de la doctrina de la Iglesia merece, en mayor o menor grado el respeto por parte de los creyentes, así como meritan de ser respetadas las decisiones de los Papas que establecen y mantienen relaciones personales de amistad con estos así llamados "ateos devotos". Si embargo,, al mismo tiempo yo - repito - no comparto práctimemte nada de aquello que dicen, e ni siquiera busco de simular un consenso que no puede existir. Yo la Iglesia y el Papa los veo desde un diverso punto de vista, que es aquél de la fe, y si de ello hablo con otros creyentes lo hablo con una diversa intención, que no es aquella de la información periodística, necesariamente legada a la superficialidad de las encuestas sociológicas y a la hipersensibilidad - no intolerancia pero dependencia - en relación con el poder temporal, sea civil que eclesiástico. Yo repito siempre, porque es absolutamente verdadero, que cualquier consideración basada sobre los datos de la sociología religiosa no toca ni siquiera la realidad efectiva de la vida de la Iglesia, la cual es un misterio sobrenatural de cual nosotros creyentes tenemos sólo algunas indicaciones a través de la fe en la revelación divina y luego algún chequeo experimental en el examen de la propia conciencia - experiencia mística, osea, la acción de la gracia en nosotros - y en la acción apostólica dirigida a la salvación del prójimo - experiencia pastoral -.
Para ser fieles a Jesucristo sirven quizas muchas informaciones sobre las decisiones pastorales o de gobierno del Papa Francisco? Sirven muchas comparaciones con sus predecesores y muchos análisis de sus discursos? ¿Es realmente indispensable para el fiel católico llegar a entender cuál es la tendencia de los cambios que se están verificando hoy en la vida de la Iglesia desde un punto de vista sociológico, como por ejemplo las estadísticas sobre la asistencia a la Misa, a los nuevos bautismos y los así llamados "desbautizamientos", al crecimiento o la disminución de las vocaciones sacerdotales y religiosas, encuestas de opinión sobre las normas de la moral sexual? A los fines de una mayor unión personal con Cristo, es fundamental estar al corriente de todos los hechos de crónaca acerca de las polémicas entre los teólogos, los nombramientos y destituciones de altos prelados, en conclusión aquellos que vienen presentados como interesantes entre bastidores de la política eclesiástica?
Yo creo, con fundados motivos pastorales, que para la vida de fe de los creyentes sea indispensable sólo poseer e incrementar una adecuada capacidad de discernimiento, osea sesus fidei que induce a dar poco oido al clamor del sensacionalismo mediático, a evitar de ser atraídos por la vana curiositas. Me interesa llamar de vuelta la atención de los creyentes a los documentos del Magisterio solemne y ordinario y a la interpretación auténtica del Evangelio que esos y en autoridad proponen . Sólo así puedo contruibuir a evitar que la "fantateologia" de los pastores iresponsables y la imagen mediática de la Iglesia, construida sobre la base de sus eventos humanos exteriores , se superposicione al conocimiento de la fe, osea a la verdad de la Iglesia cual resulta de la divina revelación.
Como sacerdote, cuando yo hablo del Papa o de los desarrollos de la doctrina católica tengo en el corazón las suertes de la fe en el corazón de las personas singulares, teniendo en cuenta, necesariamente, del hecho que la historia de los eclesiásticos propuesta por los medios a diario aumenta cada día más el desconcierto y la desorientación entre los fieles. He colaborado el año pasado en la publicación de un volumen de varios autores - entre estos, el teólogo dominico Giovanni Cavalcoli y el historiador Roberto de Mattei - que se titula precisamente VERITÁ DELLA FEDE: che cosa credere, e a chi [Casa Editrice Leonardo da Vinci, Roma 2013, ver AQUI]. Anteriormente había publicado un tratado científico intitulado VERA E FALSA TEOLOGIA. Come distinguere l'autentica "scienza della fede" da un'equivoca "filosofia religiosa" [Casa Editrice Leonardo da Vinci, Roma 2012, ver AQUI]. Giuliano Ferrara ha dedicado a éstelibro una página completa de su periódico, IL FOGLIO, pero lo ha etiquetado, ya en el título redacional como expresión del pensamiento de una escuela teológica tradicional, cercana alestablishment eclesiástico. Aparte que la verdad de los hechos es propio el contrario - al establishment eclesiástico, hecha excepción por el Papa Benedicto XVI, mi libro no gusta de ningún modo —, el desinterés de Ferrara por los argumentos propiamente teológicos del texto era descontado. De los periodistas no creyentes , incluso si son muy educados y sinceramente simpátizantes como el talentoso director del FOGLIO, no me espero alguna ayuda en mi batalla, que es exquisitamente pastoral y se dirigr a la opinión pública católica con la esperanza de que alguien , entre cuantos leen y entienden lo que escribo, pueda estar el re-orientado a lo esencial de la fe católica, cesando de dar importancia a las crónacas clericales y, peor, de dar crédito a las doctrinas de los falsos maestros de la fe.
tarea difícil, diría una mission impossible, sino, hoy como ayer, cada verdadera acción pastoral es remar contra corriente, es como lanzar la semilla en los surcos sin poder pronosticar sí y en cuál medida la semilla germinará. lo se muy bien, porque vivo en medio a la gente, que la opinión pública católica viene implicada desde controversias intrumentales - despertadas a saber desde los intereses de poder - entorno a los discursos del Papa y a las diferentes interpretaciones que ellos han tenido por parte de los comentaristas que se declaran creyentes, pero que en realidad profesan, más que la fe católica, la ideología de los conservadores o de los progresistas, y que propio por esto hablan, desafortunadamente, el mismo lenguaje sociológico y político que viene utilizado de aquellos otros comentaristas que he antes nombrado, los cuales se declaran no creyentes y son políticamente desplegados o a derecha o a izquierda y en esta óptica alaban un papa y critican otro , o pasan de la alabanza a la crítica el mismo cuando sus iniciativas no parecen ir más en la dirección "justa". Para mí, lo que sea "hacia" que a ellos parece justa a mi no es buena de todos modos.
Yo hago otro tipo de discurso. Recuerdo a los creyentes de cualquier "tipo" jerárquico o cultural, que un discurso o un gesto del Papa, sea quien sea, es para ser tomado en serio sólo cuando él actúa presentándose explícitamente como supremo maestro de la fe, esto es sólo cuando tiene la intención de emprender formalmente la autoridad doctrinal que le es propia. No sirve para nada estar a analizar la oportunidad o las intenciones escondidas de sus decisiones diarias pastorales o de gobierno, e incluso es útil pasar cada día al colador sus discursos ocasionales, informales, homiléticos, incluso las conversaciones privadas.
Yo he criticado a menudo - en la Bussola Quotidiana y en La Isla de Patmos a la cual Ariel S. Levi Gualdo ha dado vita junto a Giovanni Cavalcoli y yo - la tendencia modernistica y en definitiva masónica de tantos sombríos personajes que trabajan por una religión mundialística humanitaria y atribuyen al Papa sus ideas de reforma de la Iglesia, por citar algunos entre los más famosos: El cardenal Walter Kasper, el Arzobispo Bruno Forte, el seudo monje Enzo Bianchi, el profesor Melloni con la Escuela de Bolonia que se arroga la exclusiva interpretación del Concilio, etc.. Pero yo, dirigiéndome a la opinión pública cátolica, no puedo aventurarme a confirmar que el Papa está realmente de acuerdo con ellos, porque todavía no existen actos oficiales del Magisterio pontificio que documenten seriamente esta sospecha. Si existieran, estaríamos de frente a un verdadero y propio cisma, pero estoy convencido que esto no ocurirá. La Iglesia es de Cristo y es infalible.
Yo, en lugar de hacer el profeta de la destrucción para la Iglesia, como aquellos que gritan: "Aquí que estamos en pleno cisma!», o en lugar de alistarme en el ejército de los "papólatras" del momento que anuncian "aquí finalmente el advenimiento de la nueva Iglesia ecuménica y sinodal!», prefiero recordar a todos que las evaluaciones de los vaticanistas, la sociología religiosa y la política eclesiástica tienen un interés del todo marginal en la vida cristiana, donde lo esencial es la realidad concreta de la vida de fe de cada singular persona que deve acoger en su corazón la verdad divina, que es la sola a garantizar la salvación. Por esto digo, que la vida de fe del creyente no puede basarse en la sospecha o en las maniobras de malabaristas al comentar los discursos no explícitamente magisteriales del Papa actual: se debe basar siempre y sólo en el dogma, que se expresa en enunciados formales no susceptibles de interpretaciones contradictorias, es decir de las fórmulas dogmáticas.
Por cuanto puedan ser o parecer desconcertantes las acciones de Jorge Mario Begoglio, gracias a Dios todos nosotros católicos, clérigos y laicos, continuamos a tener como punto de referencia muy cierto y muy actual el dogma , por otra parte expuesto y sintetizado en el Catecismo de la Iglesia Católica, que no ha sido todavía abrogado ni nunca lo será; ningún papa y ningún concilio ecuménico o sínodo podrán de hecho hacer propia la falsa teoría de Hans Küng, según la cuál el progreso dogmático de la Iglesia se actúa mediante continuas contradicciones y superamenteos dialécticos, con una verdad de hoy que niega aquellas de ayer y así prepara el mañana. No hemos sido llamados ha lamentar Benedicto XVI o a regocijarse de que él ha presentado su dimisión y que a su lugar esté Francisco. No podemos pensar que éste último haya beatificado Pablo VI y canonizado Juan Pablo II para entonces contradecir su magisterio, por ejemplo aboliendo las normas morales de la Humanae vitae y de la Familiaris consortio. En la vida y en la obra de cada romano pontífice siempre ha habido sombras, como muchas luces, si fuera más tarde canonizados. De ellos, de todos modos, se ha servido Cristo para guiar a su Iglesia, sobretodo con el ministerio de la doctrina de la fe y la eficacia sobrenatural de los sacramentos.
Lo que el Papa hace y dice en el ejercicio del ministerio petrino debe interesar a todos los fieles - independientemente de las diversas afiliaciones dentro de la Iglesia, del diverso sentimiento; o cualquier otra variable sobre el plano humano - siempre y sólo por un motivo de fe: porque Cristo mismo lo ha querido como Pastor de la Iglesia universal, osea porque en modo eminente él es realmente el "Vicario de Cristo". como consecuencia, sé de poder decir y de deber decir a todos los creyentes que el Papa - quien quiera que sea en un dado tiempo de la historia - no interesa, o interesa muy poco, como personalidad humana o como "privado doctor", es decir, sólo como simple teólogo, pero sólo como supremo garante de la verdad divina confiada a la Iglesia del único Maestro, que es Cristo. En este sentido decía antes que se puede tranquilamente hacer a menos o de dejar las numerosas controversias eclesiásticas o eclesiológicas y confiar en los documentos de la verdadera fe, que están disponibles para todos, pero no obviamente en las páginas del FOGLIO o de LA REPUBBLICA o de los otros periódicos.
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“Es éste el estallido de un corazón dolorido, que con profunda amargura hago no por vosotros, amados hermanos, pero con vosotros para deplorar el comportamiento de muchos sacerdotes, que no sólo se permiten discutir y criticar los deseos del Papa, y no se avergüenzan de llegar a las desobediencias descaradas y desvergonzadas con tanto de escándalo de los buenos y con tanta ruina de las almas. Este lamento no es causado (Repito) por vosotros , amados hermanos, que, observantes de las normas de la Unión, profesadas solemnemente en vuestro obsequio, vuestro afecto, vuestra devoción al Papa. – Dios os guardará en estas santas intenciones y os consuele con su bendición; esa bendición que invoco sobre vosotros, sobre vuestros hermanos, vuestras familias, sobre las personas a vosotros queridas y que tenéis en mente, para que a todos vosotros la bendición sea portadora de todas las consolaciones necesarias”.
DISCURSO DEL PAPA PÍO X
A LOS SACERDOTES DE LA UNIÓN APOSTÓLICA
CON MOTIVO DEL CINCUENTENARIO
DE LA FUNDACIÓN
Termino preguntándome:
¿Qué ha cambiado?
Paz y bien.
Saludos desde Brasil
Rev. Monseñor
Estoy de acuerdo con lo dicho en el comentario anterior. Aunque no se desea seguir los periódicos (laicos o menos laicos) bastan las homilias de nuestros párrocos, que no se basan ya en lo que dice el Evangelio o el Magisterio oficial, sino sobre lo que dijo el día anterior el Papa Francisco, o en las catequesis, (estrictamente dadas ahora por laicos , porque ellos también tienen un papel importante en la Iglesia de hoy) homilías llenas de citas de Enzo Bianchi, incluso cuando no se hacen en sus textos.
Podría alargarme más, pero la situación es esta , ¿Cuánto tiempo cree que puede tener una persona que trabaja o tiene familia en los últimos años y se encuentra tener que cuidar a sus nietos.
Gracias
Rev. Monseñor
Usted da un mensaje claro, y muchas sugerencias valiosas e instrucciones meticulosas para ser buenos católicos. Los argumentos, sugerencias, lamentablemente, no están disponibles para todo el mundo.
Desafortunadamente,, no todos nosotros comunes cristianos tenemos la cultura , la preparación, la fe para separar, separar, discernir.
Diariamente, y varias veces al día, el Papa habla.
y los medios de comunicación (televisión, la radio, los periódicos, la web) dan noticias, y las relanzan, informando no siempre es el texto completo del discurso, sino más bien una síntesis adaptada, con citas parciales, una libre interpretación que cada órgano informativo extrapola y explota su propio uso, según su finalidad.
Y cuanto más las informaciones parecen desviarse de la enseñanza de la doctrina católica para ir de acuerdo, hasta casi a adoptar, las nuevas ideologías, mayor es el énfasis y el clamor.
He aquí un ejemplo de los "resultados" que he mencionado.
Avvenire del 26/11/2014 Página de pectáculos
http://www.avvenire.it/Spettacoli/Pagine/VANGELO-.aspx
Presenta la nueva versión de : imagen Tv el Evangelio de los sacerdotes de la calle.
Parten de la tierra para explicar el Cielo. Rai1 anuncia grandes cambios. No tanto por la gráfica y logo, renovados. En cuanto a los contenidos y la elección de decirle a la gente la espiritualidad con personajes de la Iglesia conocidos por su partición cicívica y social.
El comentario del Evangelio del domingo confiada a sacerdotes como el P. L Ciotti, don G Rigoldi, Don M Patriciello, Don V albaneses - que traduce en imágenes y hechoslo que nos pide el papa Francisco, a ser una Iglesia en apertura. A presentar la nueva temporada del programa, en colaboración entre Rai y la Cei, era el secretario general de la CEI Nunzio Galantino. (Monseñor?). Evito las fotos y cita Don Ciotti!
Sólo nos que queda la oración.
Si esto se entiende por los "enemigos" de la Iglesia, suena escandaloso que lo hagamos o incluso lo condividamos en algunos medios de comunicación católicos, algunos cardenales, algunos pastores, ...
Las ovejas del rebaño, el pueblo de Dios, que obedientemente sigue su pastor, viene bombardeado por estos mensajes, y viene sumergido, "educado" en este "nuevo, catecismo moderno ", a estas nuevas normas cristianas y se descubre desorientado.
Posible que el Papa no se siente esta desorganización? Nadie que lo avise, que fraternalmente le llame la atención? Tal vez con un poco de prudencia, una mayor ponderación, una mayor apropiación del lenguaje, incluso teológico, no estaría de más.
Oremus pro Pontifice nostro Francesco, Dominus, qui "fecit potentiam in brachio suo, dispersit superbos mentre cordis sui," conservet eum et vivificet eum et non tradat eum in animam inimicorum eius.
Me gustaría decir a los lectores de la Isla de Patmos que fui estudiante de Mons. prof.. Antonio Livi a la Universidad del Laterano hace diez años y que siempre vi en él el modelo de sacerdote que me gustaría ser: culto y al mismo tiempo pastor, filósofo y teólogo de altísimo nivel, pero al mismo tiempo pastor de almas y confesor iluminado. He “conocido al” padre de Ariel como director espiritual en un momento de grandes dificultades mientras pensaba seriamente en abandonar el sacerdocio por las situaciones en las que me encontraba. Jamás dire que padre Ariel “me salvó” porque se enoja muchísimo y responde “yo soy el asino (imaginarse, un burro él!) es enteramente todo obra de la gracia de Dios”.
Con Livi como confesor y Levi Gualdo como director espiritual he superado mis desgracias.
Queridos padres: os quiero un bien infinito!
Respondo: A MONS. ANTONIO LIVI
Querido hermano,
Quiero decirte que si debido a ese tipo de mensajes, cuya publicación es para mí una no ligera vergüenza, fuera lamentablemente la causa de ser atrapado por la vanidad, me arriesgo a terminar asado en las llamas del infierno.
Palabras santas: “Y’ todo ello gracias a la gracia de Dios”, la cual, repito con convicción sincera y genuina, a falta de algo mejor podía conformarse incluso de burros como yo.