La cuestión del monoteísmo islámico

padre giovanni

LA CUESTIÓN DEL MOTOTEISMO ISLÁMICO

Apenas surgió, el Islam se lanzó con increíble energía y audacia a la conquista del mundo y comenzó a aparecer en los territorios alrededor de la Arabia, desde la Siria, a la Palestina, al Egipto, a la Turquía, a los territorios del norte de África, ya cristianos de siglos. La cristianidad se encontró atacada por estos ejércitos fanáticos. Los predicadores y los propagandistas islámicos fueron acompañados de tropas. Frente a una actitud tan agresiva, la cristianidad se asustó y no vió una mejor solución que reaccionar con la fuerza. De aquí las Cruzadas.

Autor Giovanni Cavalcoli OP

Autor
Giovanni Cavalcoli OP

koran meca

La Meca, lugar sagrado del Islam

El debate actual sobre la religión islámica verte sobre el punto si el Dios del Corán es o no es el mismo Dios de los cristianos. La respuesta que se surge en muchos de forma inmediata es que no es el mismo Dios, en cuanto que, nosotros cristianos creemos en un Dios Trinitario, que el Corán lo rechaza. En esta respuesta aparentemente obvia se esconde en realidad una sutil equivocación, que ocurre disipar. Para ser correctos, deberíamos decir más bien que nosotros y los musulmanes, como dice el Concilio Vaticano II, adoramos "El único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, quien ha hablado a los hombres " (1). Entonces, en realidad, nuestro Dios y el de ellos es en sí mismo.

Koran MecaSe podría hablar de “falso dios” para los musulmanes en el caso que el Corán asignara a Dios atributos que no le competen. Pero esto, en su conjunto, no corresponde a la realidad. Si comparamos los famosos 99 atributos de Dios con los que Santo Tomás de Aquino asigna a Dios en la Summa Theologiae, notarermos una singular concordancia. Si propio debo pensar a un falso dios, prefiero pensar a el de Hegel o de Rahner, en vez que el de Mahoma. La diferencia entonces no está en el hecho de que existen dos Dioses: uno nuestro, verdad, y el otro de ellos, falso. Nisiquiera dos dioses diferentes. Esto sería un absurdo politeísmo, porque en realidad Dios es uno solo. Tanto nosotros como ellos creemos en un solo Dios, el cual, como se refleja en los atributos que el Consilio asigna al Dios del Corán, es el verdadero Dios .

El problema por lo tanto, del contraste entre la teología cristiana y la del Corán está en otra parte. Que nosotros yCorán ellos somos monoteístas, osea creyentes en el verdadero Dios , está fuera discusión. El problema radica en el hecho de que el Corán, en nombre del Dios unico, rechaza como politeísmo e impiedad el dogma cristiano de la Santísima Trinidad y por consecuencia de la Encarnación y de la Redención. El Corán no concibe cómo Dios pueda tener un “Hijo”, porque, para tener un hijo, debería tener una esposa. Se note la ingenuidad de esta objeción. Por otra parte, el Corán considera absurdo pensar que Dios sea simultáneamente “uno y tres”. Sin embargo, deberíamos reconocer que las objeciones del Corán no son exentas de una aparente significatividad, por lo cual se deben considerar y a ellas se debe responder. La respuesta decisiva, como sabemos, viene dada por el Concilio de Calcedonia del 451, en el cual se distingue en Dios la naturaleza divina una (fysis, del griego Φύσις ) de la persona trina (hipóstasis, del griego ὑπόστασις). En cuanto al Hijo, es claro de la revelación del Nuevo Testamento, pensemos sobre todo a Logos de Juan, que no va entendido en relación al sexo padre-madre, dado que Dios es purísimo Espíritu sin sexo, sino a una paternidad divina asexual, por lo tanto no masculina, asimilable a la Mente que produce la idea o el Pensamiento, así que Cristo en esta visual, es “Imagen del Padre e Impronta de su Substancia” [Eb 1,3], es el modelo ideal, arquetipo en base al cual y a la luz del cual el Padre ha pensado, proyectado, querido y creado el mundo.

La cuestión no toca la existencia sino el conocimiento de Dios, osea lo que nosotros los hombres sabemos o podamos saber de Dios, lo que Dios nos ha revelado de Sí mismo. Estamos todos de acuerdo en que Dios existe; el problema es de saber en el mejor modo posible quién es Dios, cuáles son sus verdaderos atributos , y qué cosa Dios exactamente nos ha revelado de Sí mismo; además saber de cuál o de cuáles profetas debemos fiarnos para tener aquel sublime y deseado cnocimiento . Es aquí donde hay el enfrentamiento entre cristianos y musulmanes: para nosotros cristianos el máximo Revelador de Dios es Jesucristo en el Evangelio, mientras que para ellos es Mahoma en el Corán, gracias a la revelación recibida por el Arcángel Gabriel. Ya hay aquí inmediatamente un motivo de contraste, porque nosotros cristianos nos preguntamos, cómo podía el mismo ángel por un lado anunciar a María su maternidad divina y por el otro anunciar a Mahoma que Jesús es un simple profeta: ¿un ángel que se contradice en el anunciar en nombre de Dios la revelación divina ordenada a la salvación de la humanidad?

Resta el hecho que el Dios del Corán es el verdadero Dios, incluso si se pudieran hacer algunas objeciones sobre algunos de sushallah atributos. Él es Dios, Sí, pero conocido en modo mixto y mucho menos perfecto de cuanto lo conocemos nosotros por medio de Cristo como Dios Trinitario. Además, el peor problema es que el Corán no se limita a ignorar sólo el misterio trinitario, sino que pretender refutarlo en base al Dios unico conocido por la simple razón. Sin embargo, esto no ha impedido que en el XI-XIII el Islam en téma de monoteísmo haya producido metafísicos y teólogos de alto nivel, como Averroes, al-Kindi, Avempace, Algazele, Alfarabi e Avicena, los cuales, para dar un fundamento filosófico al Dios creador enseñado por el Corán, han considerado adecuadamente utilizar Aristóteles, enucleando la distinción entre esencia y existencia, como caracterizadoras metafísicamente de la criatura, y el concepto de absolutamente Necesario, como la caracterizadora de la esencia divina. Y, como se sabe, fueron los árabes a introducir en el Medioevo en Europa el conocimiento de la metafísica y de la teología de Aristóteles, y que fueron luego utilizados por los doctores cristianos, como Santo Tomás y el Beato Duns Escoto, para interpretar el dogma cristiano.

zarza ardiente

Moisés delante la zarza ardiente

El Dios del Corán tiene evidentes conexiones al Dios del Antiguo Testamento, majestuoso y severo, un Dios más temible que amable, diferente, como sabemos, del Dios del Nuevo Testamento, misericordioso y compasivo, "lento a la ira y grande en el amor", que quiere en Cristo ser amigo del hombre y vivir por la gracia en su corazón. De ahí la mística cristiana, fenómeno raro en el Islam y a menudo considerado sospechoso, aunque exista la tradición sufí, del resto probablemente influenciada por el cristianismo. El Dios del Corán, a pesar de que sea presentado del Corán como revelado por Dios mismo, es el Dios de la razón, es decir, el Dios cuya existencia y atributos pueden ser probados por la razón aplicando el principio de causalidad y por analogía con las criaturas. De hecho, por ello, todos los hombres razonables conocen al menos implícitamente este Dios, por lo tanto también los musulmanes. A este Dios todos deben justificar su actuar para recibir el premio o el castigo eterno, como el mismo Corán lo reconoce.

encarnación

… y el Verbo se hizo carne

Que el Hijo de Dios se haya encarnado, esto lo sabemos sólo nosotros los cristianos, mientras, como se sabe, los musulmanes lo rechazan, lo hacen o no lo hacen conscientemente, lo entiendan o no lo entiendan, tengan o no tengan culpa. El Corán, donde no se equivoca sobre Dios, no enseña nada que no corresponda a cuanto la misma razón natural puede demostrar sobre Dios (2). La religión islámica nació de una necesidad religiosa y de unidad política-nacional del pueblo árabe, no satisfecho del humillante contacto con el poderoso Imperio Bizantino, expresión de una civilización superior, la cristiana, pero de tendencia imperialista y dividido por tormentosas y complicadas controversias de carácter teologico, especialmente en relación con el misterio de la Trinidad y de los sacramentos.

Muhammad y Gabriele

según la tradición islámica, el Arcángel Gabriel se le apareció a Mahoma

Mahoma, por su parte, mente religiosa, enérgica y práctica, quizo encontrar una religiosidad más sencilla que la complicada del cristianismo bizantino y creyó, encontrar la solución en un monoteísmo desprovisto del misterio trinitario y de todas las consecuencias que descienden del plano doctrinal, litúrgico, moral y social. Dotado también de grandes cualidades de organizador político y estratega militar, Mahoma fue capaz de dar a estas necesidades de su pueblo una satisfacción muy adecuada, adivinada, convincente y fructífera, capaz de permitir a su obra de durar hasta hoy después de catorce siglos y de hecho fortalecerse inmensamente con inculcar en la religión del Corán en una extraordinaria fuerza expansión, que dura hasta hoy en varios países del mundo, los cuales pertenecen a otros pueblos y que nada tienen en común con los árabes.

El método de la expansión islámica, sin embargo, es muy diferente del cristiano . Mientras el segundo seárabes 1 se fundada sobre la fe en Cristo, hombre-Dios, que atrae a los hombres hacia Él y hacia el Padre celeste con la fuerza de la argumentación y de la persuasión, de una conducta integérrima, de una sabiduría sublime, del testimonio de amor generoso, de los milagros y de las profecías, Mahoma, líder político, religioso y militar a la vez, excita y motiva a sus seguidores a conquistar el mundo, no sólo y no tanto con la persuasión de la palabra, la sabiduría de las sentencias y el ejemplo de la conducta moral rigurosa, sino sobre todo con la fuerza de las armas, amenazando la divina venganza a todos aquellos que no tienen intención de aceptar el mensaje del Corán. Como se sabe, a los que mueren en la guerra santa contra los infieles, es asegurado el paraíso.

árabes 2Apenas surgió, el Islam se lanzó con increíble energía y audacia a la conquista del mundo y comenzó a aparecer en los territorios alrededor la Arabia, desde la Siria, a la Palestina, al Egipto, a la Turquía, a los territorios del norte de África, ya cristianos de siglos. La cristianidad se encontró atacada por estos ejércitos fanáticos. Los predicadores y los propagandistas islámicos fueron acompañados de tropas. Frente a una actitud tan agresiva, la cristianidad se asustó y no vió una mejor solución que reaccionar con la fuerza. De aquí las Cruzadas. Además de esto, el cristiano común sentía enorme indignación y repulsa frente a un ataque tan radical contra cuanto en su fe era lo más sagrado y casi nadie se dio cuenta de que al final el Corán no predicaba una idolatría o un politeísmo, sino un monoteísmo, patrimonio de esa razón que todos los hombres poseen, Cristianos y Musulmanes, todos llamados por Cristo a la salvación. ¿Qué cosa entonces se debería haber hecho? Una obra de discernimiento en la doctrina coránica entre lo verdadero y lo falso (3). Lo primero debía ser tomado; el segundo, refutado. Además, en la religión, ocurría demostrar con buenas pruebas la superioridad de Cristo sobre Mahoma, sin subestimar los méritos, y no limitarse a la indignada condena , y posiblemente, se tenía que evitar el rechazo total y la confrontación. Lo ideal hubiera sido que esta tarea muy grave se la hubiera tomado la Iglesia, tal vez dedicando al problema uno o dos concilios ecuménicos. Y en lugar de esto nada. La cosa fue dejada en manos de los teólogos, de los apologistas y de los cruzados. Y así la mutua incomprensión se prolongó durante siglos. Parecía que todo el problema se resolvía en como defenderse de una epidemia. Se olvido que también los musulmanes fueron llamados a recibir el Evangelio. Mahoma, ciertamente, fue un gran hombre; pero no podía ser prefijo a Cristo. Resulta difícil entender cómo este hombre ni tan grande cuanto se quiere como Mahoma, fue capaz y todavía logra polarizar a su alrededor vastas multitudes de fieles en neta competición con aquel hombre mucho más sublime, porque es Dios, que es Nuestro Señor Jesucristo.

En el siglo XIII nacieron los dominicos y los franciscanos. Parecía que ellos podían hacer algo para acercar el Islam a Cristo. Partieron con denuedo a la Tierra Santa, dejando mártires, pero ninguno de las dos órdenes pudo encontrar el método justo: los Dominicos eran demasiado drásticos y en el 1291 fueron expulsados, para poder volver sólo a finales del siglo XIX, pero sólo para dedicarse a los estudios bíblicos (4). El dominico de San Raimundo de Peñafort empujó Santo Tomás de Aquino a escribir el famoso tratado apologético Summa contra Gentes, obra maravillosa, rica de argumentos racionales, pero que desafortunadamente no refuta punto por punto, cómo era más útil, los errores del Corán evidenciando cuanto se podía acoger en la teología cristiana, por lo que al final no dio resultados apreciables. Los franciscanos, por su parte, después del histórico y conmovente encuentro de San Francisco con el Sultán, han sido capaces de permanecer en Palestina hasta la fecha, pero sólo por haber renunciado a convertir a los musulmanes, de éstos tolerados como ciudadanos de segunda clase. Estando así las cosas, el documento del Concilio sobre el Islam es para considerarse de importancia trascendental y el incentivo de una esperanza de reconciliación y de conversión de los musulmanes a Cristo. Nunca había ocurrido antes que el Magisterio de la Iglesia reconociera en modo así de solemne las verdades teológicas contenidas en el Corán. Y como estas verdades ya se habían definido en otra parte como perteneciente al depósito de la fe (5), se debe retener que aquí nos encontramos en frente de la doctrina del Magisterio infalible, cosa que llena el alma de inmensa esperanza acerca de los futuros buenos resultados en el diálogo con el Islam.

La revelación coránica de Dios es rica de enseñanzas teológicas, culturales, religiosos, ascéticas, morales y sociales, pero sobre todo es un golpeteo sucesivo y repetitivo casi sin respiro de preceptos categoricos y de advertencias perentorias y amenazantes frente a un fiel mudo, que no debe hacer otra cosa que escuchar, creer, obedecer y luchar por la difusión del Islam en todo el mundo, porque ésta y no aquella cristiana es la verdadera, absoluta y universal via y regla del culto divino (“Islam”), de la virtud y de la salvación del hombre. En cuanto al texto del Corán, tradicionalmente se entiende como Palabra de Dios en modo tal que no se admite que ella sea formulada o encarnada en una modalidad o forma humana , de tal manera de ofrecer aspectos conexos al tiempo o a las contingencias históricas. Esta manera fundamentalista de interpretar el Corán, que por cierto no es propia de todas las escuelas, tiene la desventaja que viene a entenderse como Palabra de Dios concepciones, usos o prácticas hoy inadmisibles o inhumanas, como por ejemplo la pena del talión o de la lapidación o una concepción degradante y humillante de la mujer.

72 vírgenes

el Paraíso según la promesa de Mahoma, donde serán otorgados a los hombres adecuados 72 vírgenes en premios

Una gran valor del humanismo coránico es dado desde la clara conciencia del destino eterno del hombre: o paraiso o infierno, aunque falte el dogma de la visión beatífica, fruto supremo de la gracia de Cristo, y se detiene a los goces puramente humanos, incluyendo el sexual. A diferencia del hombre bíblico o cristiano, que diáloga confidencialmente y libremente con Dios como el hijo con el padre o el amigo con el amigo en Cristo, el creyente musulmán siempre parece como un soldado en posición de alerta, que no debe hacer otra cosa que ejecutar las órdenes. Existe, ciertamente, oración, que pide la ayuda y el perdón divino; peroal final no es nada más que el pedir a Dios el cumplimiento implacable de una voluntad fatalista, que es completamente divorciada de los deseos, del libre arbitrio o de las iniciativas personales del fieles. Así o por amor o por la fuerza, incluso con la conquista militar, el Corán debe afirmarse en todo el mundo. Quien lo recibe, bien, pero quien no lo acepta o se resiste y no se convierte, merece la muerte o, al menos, debe ser esclavo de un musulmán. Y quien se convierte al Islam, debe absolutamente permanecer fiel, bajo la supervisión de la autoridad civil-religiosa, y también del mismo entorno social y familiar, porque, si cambia de opinión, como por ejemplo converstirse en cristiano, viene excluso de la comunidad y puede ser incuso ejecutado.

Ernesto Vecchi del Islam

S.E. Mons. Ernesto Vecchi, Obispo auxiliar de Bolonia, para escuchar su entrevista sobre la relación entre la cultura islámica ye Italia, [haga clic en la imagen para ver el video]

En los regímenes islámicos, al menos en linea de principio, no existe el derecho a la libertad religiosa. Queriendo usar una broma, aunque la cosa sea muy seria, “o comes la sopa o saltas la ventana”. Hoy el Islam usa, para penetrar en los países cristianos, un método suave y capilar, como por ejemplo el fenómeno de los inmigrantes. Pero estos, lejos de convertirse al cristianismo, restan firmes en su religión y demandan a las autoridades públicas con notable tenacidad que se les conceda estructuras adaptas para el ejercicio religioso. Allí donde, de hecho, existe el derecho a la libertad religiosa, los Musulmanes saben hábilmente cómo tomar ventaja para sus propios intereses, pero no conceden libertad religiosa a los cristianos que viven en sus países.

ausencia

“Ausencia”, René Magritte, 1966

Una deficiencia importante del humanismo coránico es la ausencia de conciencia de la debilidad humana y tendencia al pecado que surge en el cristianismo del dogma del pecado original. El hombre coránico, al no darse cuenta totalmente de la severidad de las malas acciones humanas, no es ni siquiera capaz de poner un remedio adecuado, tanto más que no conoce los sacramentos, la vida eclesial y la gracia sanadora que nos ha donado Cristo. Esto no quita que quien es en buena fe pueda recibir esta gracia sin saberlo. Además de que puede existir un bautismo de deseo. Con todo lo que está presente en la ética islamica sobre el amor por la virtud y el odio por el vicio, sino, puestos estos presupuestos, se comprende bien cómo la virtud evangélica deba ser muy superior en linea de principio a la virtud coránica, sin que con esto se quiera hacer comparaciones de las personas y mucho menos, se pretenda examinar el santuario de las conciencias. La religión islámica a lo largo de los siglos ha sido un promotor de civilización, de ciencia, de arte, de cultura, de virtudes humanas, de bienestar económico, de organización política y de estado, pero ni siquiera se puede comparar a la riqueza ilimitada de la civilización nacida en Europa con el cristianismo, la civilización de riquísimos e infinito efectos y resultados en campo moral, jurídico, religioso, científico, técnico, artístico, político, social, económico, de los cuales se aprovecha el mismo mundo islámico para oponerse y boicotear el Occidente.

La comparación entre Cristo y Mahoma se impone hoy cada vez más evidente e inevitable. Eljesus como islámica problema es que la teología católica sufre hoy, especialmente en el campo de la cristología, una crisis sin precedentes en toda su historia, mientras que intelectuales y académicos sienten el encanto del esoterismo islámico, como ocurrio con el gnóstico tradicionalista René Guénon, así como del espíritu comunitario Islámico, como ocurrio para el filósofo comunista Roger Garaudy, ambos convertidos al Islam en el siglo pasado. En el campo católico es deprimente ver un cristologo entre otras cosas culto como Schillebeeckx, desarrollar una cristología en la que está ausente la divinidad de Cristo , reducido al nivel de un sencillo “profeta escatologico” y “persona humana” habitada por Dios. Y’ una manera de complacer a Mahoma.

 

Haines david

ejecución de David Haines por obra de terroristas islámicos [haga clic en la imagen para ver el video]

En los regímenes islámicos, al menos en linea de principio, no existe el derecho a la libertad religiosa. Queriendo usar una broma, aunque la cosa sea muy seria, “o comes la sopa o saltas la ventana”. Hoy el Islam usa, para penetrar en los países cristianos, un método suave y capilar, como por ejemplo el fenómeno de los inmigrantes. Pero estos, lejos de convertirse al cristianismo, restan firmes en su religión y demandan a las autoridades públicas con notable tenacidad que se les conceda estructuras adaptas para el ejercicio religioso. Allí donde, de hecho, existe el derecho a la libertad religiosa, los Musulmanes saben hábilmente cómo tomar ventaja para sus propios intereses, pero no conceden libertad religiosa a los cristianos que viven en sus países.

La realidad islámica es extremadamente compleja y frecuentemente contradictoria. Si el Islam es por una parte objeto de admiración por su disciplina y su fervor religioso, por otra parte genera una comprensible ola de indignación y de horror por lo que los terroristas islámicos están perpetrando en los países de minoría cristiana. Esto genera el riesgo de sucitar en ciertos ambientes reacciones frenéticas, que no hacen más que avivar las llamas del odio que no tiene nada de cristiano, y que nos devuelve a los tiempos más oscuros de las interminables guerras medievales. Sin embargo, ocurre también tener en cuenta de aquella parte del Islam razonable y pacífica, que tratará de resolver el problema del terrorismo, con arreglo a las sentidas exhortaciones del Papa. Ocurre, en cambio, renunciar absolutamente a las visiones unilaterales, resentidas y apasionadas, y a las oposiciones frontales, que a menudo nacen de la ignorancia y de un malentendido deseo de reaccionar a la violencia y de defender la civilización cristiana. Existen, por otro lado, en los paises occidentales muchísimos musulmanes plenamente integrados en la sociedad que les dio la bienvenida y que contribuyen lealmente con su trabajo al desarrollo y bienestar de los países. En este delicado punto de diálogo con el Islam sigue siendo valida la enseñanza del Concilio y de los Papas del post-concilio hasta el actual Pontífice. La enseñanza conciliar debe completarse con una descripción precisa y cuidadosa de los errores del Islam, que es necesario refutar, para iluminar a los fieles de Mahoma con la luz de Cristo. No es necesario desesperarse por la conversión de los musulmanes, aunque si en catorce siglos ellos no han demostrado interes por Cristo. Pero también nosotros cristianos, debemos hacer un examen de conciencia y preguntarnos seriamente si siempre fuimos con ellos verdaderos apóstoles, verdaderos testigos, verdaderos evangelizadores. Indudablemente, siente la falta y hay una urgente necesidad de desarrollar, un plan sistemático de evangelización de los musulmanes, confiando en el hecho que Cristo nos ha enviado para anunciar el Evangelio a todos los hombres y que Él había dado por todos la propia vida, y da a todos la posibilidad de la salvación.

Fontanellato, 12 Enero 2015

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(1) Nostra aetate, n.3.
(2) Esta enseñanza, que encontramos en el Concilio Vaticano I, se puede considerar como fundamento del diálogo con el Islam, promovido por el Concilio Vaticano II.
(3) Papa San Gregorio VII en el siglo. XI escribió una sabia carta conciliadora al Anazir, Rey de Mauritania, citada por el documento del Concilio; pero se trata de un caso más que raro único.
(4) Con la fundación de la famosa Escuela Bíblica de Jerusalén por obra del Padre Joseph Lagrange
(5) Por ejemplo, el IV Concilio de Letrán y el Concilio Vaticano I.

4 comentarios
  1. Padre Ariel
    Luca Magrini Dice:

    Reverendo Padre Juan Cavalcoli,

    Este artículo suyo es una lección magistral de equilibrio y la caridad cristiana, sino también obsequio de la verdad. Creo que la Isla de Patmos se ha convertido en un punto de referencia para muchos lectores, por lo que siento decir a amigos y admiradores vuestros.
    Estos días hemos leido de todo, especialmente con la firma de comentaristas que van locos por la red, sobre el caso del periódico satírico francés cuyo epílogo fue una masacre.
    Lo que me afecta, sin embargo, fue que la revista frances de los jesuitas haya publicado las caricaturas de dicho periodoicocontra los católicos

    http://www.ilfoglio.it/articoli/v/124606/rubriche/etudes-charlie-hebdo-dice-un-gesuita-francese-quando-la-compagnia-era-ancora-cattolica.htm

    Ustedes de la Isla no habeis escrito nada sobre este caso, pero si fuera posible hacerlo sin duda nos ayudaría .

    Saludos felices continuación.

    • Padre Ariel
      Redacción Dice:

      Estimado Luca.

      Padre John Cavalcoli respondió con un artículo que sólo hemos entrado y que será seguido a continuación por otro en pocos días.
      ¿Cómo ve, Esta petición ha sido un reto y nuestro teólogo dominico no dude en cumplirla.

      Mis mejores deseos y continúan a seguirnos y difundir nuestra revista en línea.

  2. Héctor Dice:

    Rev.Padre,

    casualmente vi el artículo http: //www.vittoriomessori.it/blog/2015/01/14/la-vera-radice-dellestremismo/ y veo que con mayor deliberación y propiedad de me expone muchas de las preocupaciones que acabo de exponer.

  3. Héctor Dice:

    Rev. Padre,
    Gracias por este artículo muy lúcido y claro. Después de una primera lectura, considero sintética, flaca, quizás un poco demasiado “misericordiosa” la conclusión. Puede volver sobre el punto específico, respondiendo a las siguientes observaciones?
    Noto la falta de interes de un aspecto importante: es lo relacionado con la autoridad religiosa de referencia. Para el cristianismo, la referencia es el Papa y la Iglesia de Roma y contra Romse han desarrollado diferenciadas todas las demás iglesias cristianas. Islam, me parece que este no se encuentra, con todo lo que de esto se sigue, tanto en lo espiritual y religioso ( estructura, eclesiología, doctrina, investigación teológica, pastoral,la práctica diaria, etc.. ) tanto en la educación, social, económico, en términos de principios morales, ético, derechos, libertad, democracia, evolución de las costumbres, cultura, apertura, Asociación doméstica, proselitismo etc...
    Tal vez más tarde, le propongo otras cuestiones. Gracias.

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